martes, 1 de septiembre de 2015

Crítica de Ant-Man


Este verano de 2015 ha sido la fecha elegida para que Disney llevase a su fin, la segunda fase de su franquicia Marvel. Para ello se ha optado por adaptar a un personaje que no se encuentra dentro del top de los superheroes mas conocidos.

Pero a pesar de no ser una de las caras con más adeptos del universo ideado por Stan Lee, el proyecto contó con el apoyo de Disney desde el principio, tanto en medios como en presupuesto. Además, se optó por darle la dirección de la obra a un cineasta que, a priori no sabíamos como iba a funcionar en este tipo de producciones. Peyton Reed, cuya carrera cinematográfica hasta ahora iba a trote entre episodios de series televisivas y comedias románticas de dudosa calidad, aceptó ponerse tras las cámaras para introducirnos un nuevo héroe en el, cada vez, más amplio universo marvelita.

Su labor ha sido, cuanto menos, sorprendente ya que no sabíamos por donde podía salir el experimento. El resultado podemos afirmar que ha sido mejor de lo esperado, ya que su realización es sobresaliente, tanto a nivel artístico como de efectos especiales.

Pero esto no podría haber salido tan redondo si no hubiese sido respaldado por un buen guión. La historia ideada por Edgar Wright, Joe Cornish y el equipo de guionistas, contratados para la ocasión, nos lleva hasta industrias Pym, donde están intentando desarrollar un modelo de minituarización.

Scott Lang, un experto y caricaturesco ladrón de cajas fuertes, ve como su vida familiar se desmorona tras haber pasado un tiempo en la sombra. Su exmujer ha rehecho su vida, y amenaza con alejar a su hija de su lado si no enfoca su vida de otra manera. Pero la falta de oportunidades laborales, para un exconvicto provocará que Scott acepte un último trabajo. Un robo que parece sencillo, pero que le llevará a vivir una experiencia para la que no estaba preparado.

Con esta premisa se presenta un nuevo superheroe al que da vida el polifacético Paul Rudd. Acostumbrado más a papales secundarios, el intérprete estadounidense demuestra que tiene muchas tablas, y que es muy apto cuando su rol mezcla dramatismo con una aptitud más cómica. Las situaciones a las que se ve sometido su personaje y sus continuos comentarios, hacen de Scott  alguien divertido y ameno, lo que dota de gran carisma a su personaje.

Compartiendo protagonismo con él, aunque de una forma menos activa y evidente, encontramos a uno de los grandes del celuloide. Michael Duglas, al que parece que el tiempo le trata distinto que al resto de los mortales, da vida al doctor Hank Pym. Como siempre suele ocurrir con este actor, cumple a la perfección con su cometido, dotando de caché y veteranía a un guión que se ve favorecido por su presencia.

Junto a ellos encontramos a la atractiva Evnageline Lilly, que tras su trabajo en la trilogía del Hobbit, vuelve a aparecer en otra franquicia de éxito. En esta ocasión, cambia el arco y las flechas por el traje de chaqueta, para encarnar a Hope Van Dyne, la hija del doctor Pym. Su trabajo es notable, realizando una actuación más que correcta, y que quizás le valga para continuar apareciendo, o no, en futuras apariciones de Marvel Studios.

Completa el reparto principal Corey Stoll, que da vida a Darren Coss, el sucesor de Pym al frente del gigante tecnológico, y el villano del film. Egocéntrico, frío, calculador y ambicioso, el rol que desempeña el actor neoyorkino nos trae a la mente a otro antihéroe de las viñetas como es Lex Luthor. Pero, dejando de lado todo parecido, es cierto que en esta ocasión Darren si se mete de lleno en la acción, calzándose la armadura de Chaqueta Amarilla.

Lo realmente interesante de esta producción era ver si funcionaba un personaje tan desconocido para la gran mayoría, y que debía asentar sus cimientos en humor y unos potentes efectos visuales. Disney tenía la lección bien aprendida, por lo que el resultado no defrauda a nadie. El mundo diminuto de Scott, cuando se enfunda el traje de Ant-Man esta elaborado de forma magistral, no cantando para nada los muchos cromas utilizados.

Pero todo no va a ser mérito de los equipos de efectos especiales, ya que el film posee una aceptable fotografía dirigida por un veterano como Russell Carpernter, al que se le conocen grandes trabajos como Titanic o la mas reciente Jobs.

Acompañando a su minituarizado mundo, encontramos los acordes de la banda sonora de Christophe Beck. Este compositor, que pese a no formar parte del top de músicos hollywoodienses tiene a sus espaldas un completo catálogo de partituras, ha dejado claro su talento en obras como Al Filo del Mañana o la exitosa Frozen: El Reino de Hielo. El respaldo que tiene de Disney no es casual, y en esta ocasión nos ofrece un trabajo soberbio, con movimientos cargados de mucha fuerzas que encajan, perfectamente, con la acción.

Si con Ant-Man hemos llegado, de forma notable, al final de la Fase II de las adptaciones Marvel, en las propias escenas postcreditos nos queda, bastante claro, que "The Show Must Go On!", mostrándonos algunas premisas de por donde van a venir los tiros en esta nueva oleada de superproducciones.
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