domingo, 21 de julio de 2013

Crítica de Hansel y Gretel, Cazadores de Brujas


Es un hecho que las ideas originales para los guiones brillan por su ausencia, y se recurre a historias ya contadas, aplicándoles un lavado de cara y añadiéndoles efectos especiales de última generación. Remakes, precuelas, secuelas, readaptaciones,... y reinvenciones inundan día a día las carteleras de los cines de todo el mundo. Producciones de un presupuesto nada despreciable, y cuyo valor artístico en la mayoría de los casos es ínfimo, por no decir inexistente.

Hansel y Gretel es uno de esos productos que, como ya ocurriese con Blancanieves y la Leyenda del Cazador, bebe de la idea de algún cuento clásico popular, para captar la atención del espectador y ofrecernos algo que nada tiene que ver con su original. Todos conocemos la historia de la casita de chocolate, tan popular en nuestra infancia e inmortalizada para un serial de tv que muchos recordamos con añoranza.

En esta ocasión, el cuento de los hermanos Grimm no es más que el punto de partida para ofrecernos un cocktail de violencia, brujas y sangre bastante alejado de la idea del cuento original. Hansel y Gretel, tras sobrevivir a aquella horrenda bruja que intentó comérselos, decidieron que tenían un don para acabar con estas malvada hechiceras, por lo que han dedicado su vida a cazarlas a cambio de suculentas recompensas.

En una de sus misiones se encontraran que una bruja está raptando, en un principio aleatoriamente, a los niños de una pequeña aldea. Así comienza este guión de Tommy Wirkola, que además de escribir la historia se encarga de dirigirla. El director noruego, que se dio a conocer en todo el mundo con la extraña Zombies Nazis, hace de Hansel y Gretel su ópera prima en el universo Hollywoodiense.

Si algo tiene este film es que no se deja llevar por las restricciones morales, algo que es de de agradecer para aquellos que disfrutan viendo mucha salsa de tomate. La violencia en cada una de las escenas de acción es extrema, alejándose muchísimo de la idea que teníamos de la historia, tal y como nos la contaron los hermanos Grimm. Esto, junto a los destacados efectos visuales, son los dos puntos más notables a lo largo de unallevadera hora y media de un metraje. Y es que a pesar de lo poco creíble de la historia, la trama consigue despertar cierta atención, que en este tipo de producciones ya es una victoria.

La fotografía de Michael Bonvillain encajan perfectamente con la obra, ofreciéndonos una estética muy fría que contrasta con la oscuridad y siniestralidad de las brujas, y se ve bastante bien acompañada por los intensos acordes de las partituras de un desconocido Atli Örvarsson.

Lo mas flojo lo encontramos en las interpretaciones, algo obvio después de contemplar la floja historia en la que se desarrolla la obra. El papel protagonista lo tiene uno de esos actores que se suelen poner de moda tras un estreno que supone un boom en taquilla. Jeremy Renner parece ser la nueva cara de acción del otro lado del charco, y tras ser un vengador y un aceptable sucesor de Jason Bourne, se transforma en héroe de cuento para seguir repartiendo estopa a diestro y siniestro. Su interpretación solo requería de tener un buen estado de forma y poner de vez en cuando cara de circunstancia, condición necesaria pero no suficiente para ser un rol recordado.

Junto a él la atractiva Gemma Artenton, en un papel que ya hemos visto muchas veces y que poco o nada nos sorprende. En las escenas de acción cumple sobradamente, pero su personaje no logra despertar cierta empatía con los espectadores.

Es Framkie Jansen la actriz que mejor encaja con su rol. Jean Grey de los X-Men realiza una notable actuación en el papel de Muriel, una ancestral y poderosa bruja que pondrá al límite a Hansel y Gretel y, cuanto menos, conseguirá despertar cierta repulsa hacia su personaje. La actriz holandesa parece haberle cogido el gusto a desafiar a los héroes de turno, y en esta ocasión no iba a ser menos.

Tras Caperucita Roja y Blancanieves nos llega esta nueva adaptación que, sin ser una mala película, es de esos productos creados para hacer taquilla, con una gran promoción a sus espaldas y la cualidad de desparecer de la memoria de los espectadores a los pocos días de verla. Un film para ver tranquilamente en el home cinema, que podemos disfrutar en una sesión, homenaje a lo absurdo,  junto con Abraham Lincoln Cazador de Vampiros.

sábado, 20 de julio de 2013

Crítica de El Hombre de Acero (The Man of Steel)


Hace casi cuatro décadas un director en alza, como era Richard Donner, adaptaba a la gran pantalla al superhéroe más famoso de todos los tiempos. Superman suponía el punto de partida de las adaptaciones de los grandes héroes de cómic a espectaculares y costosas superproducciones.

El personaje interpretado por Christopher Reeve salvó al mundo a lo largo de cuatro largometrajes, haciéndose una quinta entrega que, bajo el nombre de Superman Returns, supuso un fracaso tanto de crítica como de taquilla. Y es que Bryan Singer no había sabido acertar con la fórmula que atrapó al público allá por 1978.

Siete años después del intento de Warner por realzar la franquicia, nos llega The Man of Steel. La experiencia anterior había dejado claro que se debía cortar con todo lo creado y comenzar de nuevo. Esto, que se hizo ya con el Batman de Christopher Nolan, funcionó a la perfección, dando un enorme salto de calidad, metiéndose en el bolsillo tanto a espectadores como a críticos especializados.

Aunque el nombre de Nolan, productor del film, sonó como posible director de esta nueva saga, Warner decidió darle este ambicioso proyecto a un director que parece haberse especializado en adaptar viñetas, y que se ha convertido en el niño mimado de la productora. Zack Snyder, tras triunfar con 300 y consagrarse con la complicada adaptación de Watchmen, tenía la oportunidad de seguir codeándose con los grandes del celuloide con un personaje que necesitaba un buen lavado de cara.

Para empezar se optó por darle una nueva imagen al kryptoniano, decantándose por el actor británico Henry Cavill. Visto en obras como Los Imortales o Stardust, este nuevo estereotipo rompía con lo anterior, deleitando al público femenino con un cuerpo enormemente musculoso y alejándose de la imagen que, hasta entonces, habíamos tenido del personaje.

El actor no desentona con su rol, pero echamos en falta el carisma que Christopher Reeve daba a Kal-El. Sobre todo a la hora de presentarse como Clark Kent, un personaje que se mostraba aparentemente frágil, y que nada tiene que ver con la imagen que se nos describe en el guión de David S. Goyer.

La historia, a pesar de todo lo original que se ha querido añadir a la saga, no es novedosa, resultando un mix de las dos primeras obras dirigidas por Donner. El punto mas innovador lo encontramos al comienzo del film, donde se nos muestra un Krypton en pleno declive y diseñado a base de mezclar ideas ya vistas en el género de la ciencia ficción. El aspecto visual de las ciudades nos hace traer a la memoria algunas imágenes de las últimas entregas de Star Wars, mientras las criaturas voladoras nos recuerdan a aquellas que aparecen en Avatar. Y es que, a pesar de resultar bastante espectacular, contrasta mucho con la fría imagen que teníamos del mundo de Jor-El.

Es Rusrell Crowe quien se mete en la piel del progenitor de Superman, en un rol que ha gustado mucho al público, y que ha dado pie a que se rumoree en la creación de una posible precuela en base a este personaje. El actor neozelandés realiza un buen trabajo, como ya nos tiene acostumbrados, ofreciéndonos un Jor-El muy distinto al que Marlon Brando nos ofreció a finales de los setenta, pero al que nada tiene que envidiar.

Algo que no ha gustado mucho entre la crítica es la enorme cantidad de flashbacks que contiene el film. Aceptando que se trata de un reseteo de la franquicia, Snyder podría haber optado como se ha hecho en muchas ocasiones, y haber tratado la historia a lo largo de una linea temporal continua. El director de Sucker Punch optó por la formula de comenzar a contarnos los motivos por los que Kal-El fue enviado a la tierra y trasladarnos, acto seguido, al presente. Una de las razones de comenzar de nuevo la saga es dar a conocer al Hombre de Acero a las nuevas generaciones, que solo saben del personaje de oídas. Por ello se optó por ir dando los detalles de su infancia y juventud a base de recuerdos. Todos ellos nos van moldeando la personalidad del protagonista y van argumentando muchos de sus comportamientos.

Aptitudes que contrastan con las del General Zod, un oficial frió y calculador al que da vida Michael Shannon. El actor consigue meterse de lleno en el estereotipo de villano, logrando despertar en los espectadores una gran aversión hacia su personaje. Si lo comparamos con Terence Stamp, quizás no levante tanto odio como el londinense, pero tiene ese grado de maldad suficiente para desear que Superman acabe con él.

Junto a él nos encontramos a Antje Traue en el papel de la soldado Faora-Ul. Podemos asegurar que su actuación si logra despertar verdadera repulsión hacia su personaje, en una interpretación realmente meritoria ofreciendo lo que se espera de esta auténtica villana de comic,  que encuentra su opuesto en Lois Lane.

Para dar vida a la periodista mas famosa del Daily Planet, el equipo de reparto decidió contratar a Amy Adams. Nacida en Italia, la actriz cumple suficientemente con su rol, aunque la historia no la ayuda mucho. Y es que aparece excesivamente a lo largo de las casi dos horas y media de metraje. Si en las obras primigenias Lois no descubría quien era realmente Superman hasta bien avanzada la historia, aquí prácticamente lo descubre en su primer encuentro con Kent, lo que resta esa magia que había entre los personajes. Y es que, a pesar de no hacerlo nada mal, Margot Kidder imprimía mucha mas fuerza y carisma a su personaje, incluso en versión doblada.
El reparto lo completan nombres como Kevin Costner, que a pesar de salir en contadas ocasiones no lo hace nada mal como padre adoptivo de Clark, Diana Line o Laurence Fishburne. Como vemos nombres bastante reconocidos que no desentonan nada con la historia.

Como hemos comentado se ha querido hacer algo original, y lo mas novedoso lo encontramos tanto en el diseño del vestuario como en la música compuesta para la ocasión. El calzón rojo, muy característico del superhéroe, ha sido suprimido y su llamativo traje azul, ha sido sustituido por una vestimenta mas oscura y seria, muy similar a las armaduras utilizadas por los soldados de Krypton.

Como se hiciese con Batman, las partituras que debía acompañar a las heroicidades del Hombre de Acero fueron encargadas a Hans Zimmer. El compositor ha querido romper totalmente con las melodías creadas por John Williams, y ha realizado una composición completamente novedosa y muy pegadiza. En esta ocasión nos ofrece movimientos muy energéticos, cargados con mucha fuerza y que se ensamblan perfectamente con las escenas de mayor adrenalina del film. Una partitura muy disfrutable y bien realizada, pero que no consigue que nos olvidemos del tema central del maestro Williams.

Otro de los aspectos que más contrastan con los films originales es la enorme dosis de destrucción y caos en la que se ve envuelta la ciudad de Metrópolis. Escenas llenas de golpes y excesivas demoliciones, que nos recuerdan enormemente a cierta pelea final de otra producción de Warner, como era Matrix Revolutions. Y es que estos son los únicos momentos donde se puede justificar el excesivo movimiento de cámara con que Snyder nos marea a lo largo de la película.

Podemos resumir que es un film entretenido, que no aporta nada que no hayamos visto anteriormente, a excepción de una mayor violencia y una visión de Krypton que nos puede resultar más atractiva que el propio superhéroe. La próxima entrega nos dirá si, como ocurriese con El Caballero Oscuro, estamos ante algo grande o, como pasa con muchas otras, un producto más para ver y olvidar.

martes, 9 de julio de 2013

Crítica de After Earth


Este verano del 2013 se va a caracterizar por la gran horneada de films de ciencia ficción que nos llegan desde el otro lado del Atlántico. Y es que parece que en épocas de crisis todos miramos hacia el futuro en busca de la llegada una situación mejor.

After Earth nos presenta un futuro poco prometedor, en el que la Tierra ha sido declarada como planeta no habitable para la especie humana. Por este motivo, toda la población fue trasladada hasta otro sistema planetario, más concretamente hasta Nova Prime donde proseguiríamos con el desarrollo de nuestra especie.

Pero en este nuevo hogar nos encontraríamos con una especie alienigena que intentaría, por medio de unas bestias llamadas skrels, acabar con los nuevos habitantes y continuar con su dominio sobre el planeta. Estas letales criaturas se cegaban cuando sus adversarios dominaban su miedo en un proceso que se conoce como "fantasmación" del cual el el Comandante Cypher Rage es su gran precursor.

Durante el traslado de una de estas criaturas a una de las bases que los Ranger Unidos tienen desplegadas por toda la galaxia, un campo de meteoritos provoca que la nave de transporte deba hacer una maniobra de emergencia y termine aterrizando sobre el hostil Planeta Tierra. El transporte se rompe en dos, quedando como únicos supervivientes el comandante Cypher y su hijo Kitai, que deberán buscar la forma de salir de aquel lugar que una vez fue nuestro hogar.

Este es el punto de partida de la historia que nos presenta el guión de Gary Whitta y que pone en pantalla el controvertido autor de origen indio, M. Night Shyamalan. Y es que desde que nos sorprendiese a comienzos de siglo con "El Sexto Sentido", la carrera de este director ha sido una enorme colección de malas críticas. Las elecciones de los guiones no fueron las mas acertadas, y en ocasiones nos hemos encontrado con personajes excesivamente planos que eclipsaban el resto del trabajo de Shyamalan y su equipo.

Con la finalidad de atraer al público en general y contar con un abanderado cuyo carisma se vendiese por si solo se optó por contratar al carísimo Will Smith, que parece haberle cogido gusto a eso de vivir en el futuro. Pero en esta ocasión no vendría solo, ya que como hiciese en "En Busca de la Felicidad" recurre de nuevo a su hijo para acompañarle en esta nueva aventura.

A decir verdad, el que termina acompañando al hijo, desde la lejanía, es el propio Will Smith ya que todo el peso de la acción recae sobre Jaden Smith. El joven intérprete que nos sorprendió gratamente en la nueva versión del ochentero Karate Kid, en esta ocasión nos deja un poco mas helados. Su personaje denota una falta de fuerza y carisma enorme, no consiguiendo enganchar plenamente con el espectador, y siendo uno de los principales peros que ponerle al film. Este actor puede ofrecer mucho más de si, por lo que presuponemos que Shyamalan no ha sabido sacarle partido al talento de Jaden.

Pero esto no es lo único negativo que podemos destacar de la obra, ya que muchos son los momentos surrealistas que nos encontramos a lo largo de los 100 minutos que dura la acción. Que un halcón gigante te salve de una helada o que el protagonista tenga que escalar un volcán en erupción, cual Frodo en el Monte del Destino, rompen todas las reglas de la lógica y resta seriedad a una película que en ningún momento se ha vendido como comedia del género. Hechos como estos restan interés a la obra y hacen que el guión pierda ese ápice de seriedad que se suponía.

Obviamente todo no va a ser negativo y la banda sonora de James Newton Howard es uno de los aspectos mas positivos del film. Consigue una partitura que se ensambla perfectamente con la acción, destacando uno de los movimientos a piano poco usuales en las composiciones del género. Acompañándola una muy buena fotografía de Peter Suschytzky, cuyo trabajo hemos disfrutado en películas como "El Imperio Contrataca" o "Mars Attack!". La fotografía resulta realmente atractiva, con un planeta tierra lleno de vegetación y dominada por el color verde que contrasta con los blancos y grises de las heladas nocturnas.

Si dentro de la filmografía de M. Night Shyamalan deberíamos clasificar After Earth, la incluiríamos dentro del grupo de "El último Airbender". Creaciones con enormes dosis de efectos especiales, que prometían mucho, pero que decepcionan porque, habiendo un potente material, el resultado no es lo redondo que cabría esperar. Y es que a pesar de contar con un actor tan de moda como es Will Smith,  está muy desaprovechado en detrimento de su hijo, que no ha sabido aprovechar una gran oportunidad para hacerle sombra a su padre y aumentar su caché.

Podemos resumirlo como un film entretenido, que abusa excesivamente de los flashback, y que podría haber dado mucho más de sí en manos de otro director mas creativo y atrevido que el cada vez más decepcionante Shyamalan.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...