jueves, 15 de diciembre de 2011

Crítica de Mientras Duermes



Parece que el cine de nuestro país está sufriendo un cambio bastante radical, sobre todo a lo que a temática se refiere. Esas creaciones más propias de cine de autor que las destinadas a un público general, han dejado paso a otras, de reciente creación, que han sabido adaptar la formula del éxito hollywoodiense a obras con presupuestos mucho menores pero igualmente ambiciosas.

Uno de los directores que mejor han sabido sacar partido a esto a sido uno de los grandes maestros del miedo que ha dado nuestras fronteras. En esta ocasión Jaume Balagueró ha querido dejar aparcado un poco el tema de lo sobrenatural, para adentrarse en el complicado mundo del suspense. Un género donde todo gira en torno a una personalidad fuera de lo convencional, capaz de realizar actos que escapan de toda lógica y se alejan muchísimo de lo moralmente aceptado.

Este es el punto de partida de Mientras Duermes, un film que nos desvela el día a día de César, un enigmático conserje de edificio, que es incapaz de ser feliz. Hasta aquí podría parecernos una radiografía típica del perpetuo depresivo a excepción que, en el caso del personaje interpretado por Luis Tosar, además se le une una tremenda aversión a todas aquellas personas que son felices. Y he aquí la idea en la que se centra toda la obra: Evitar que el resto de hombres y mujeres a su alrededor experimente ese sentimiento de felicidad.

Para ello Balagueró, fiel a su estilo, confecciona un guión prácticamente sin exteriores y en el que desarrolla un personaje realmente inquietante, que se sale de los cánones habituales del psicópata, llevándolo a situaciones extremas que resultan realmente sorprendentes. Un pilar fundamental de la obra que funciona, en su gran parte, gracias al papel que realiza Tosar. El actor gallego es capaz de hacer algo natural los trastornos de César, ofreciéndonos dos horas de adrenalina pura gracias a su interpretación. Si con Malamadre ya nos dejo un excelente muestrario de lo que nos podía ofrecer, aquí tiene el handicap que toda la trama gira al rededor de su personaje y sobre el que recae prácticamente todo el peso de toda la película. Podemos decir que el acierto a la hora de dar el protagonismo a Tosar es total, ofreciéndonos un rol que huele a Goya y que va a quedar para la posteridad como uno de los mejores psicópatas que han salido del cine patrio.

Junto a él encontramos a Marta Etura en el papel de Clara, una chica con una sonrisa siempre en su cara y la obsesión de César. La actriz nacida en San Sebastián encaja a la perfección en su papel de víctima y, a pesar de estar en todo momento eclipsada por la gran actuación de Tosar, sabe mantener el tipo realizando un gran trabajo. A su lado encontramos a un más que aceptable Alberto San Juan que, a pesar de sus contadas apariciones, es activo partícipe de los momentos de mayor tensión del film.

En un film de este tipo adquiere mucha importancia el factor sonoro, ya que sobre este se apoyan algunos de los momentos claves de la obra. Lucas Vidal compone las partituras que conforman la banda sonora de la película. Una composición que compagina momentos vibrantes con otros mas melancólicos haciendo un símil de los distintos estados de ánimo por los que pasa el personaje principal del film. Esto unido a la fotografía de Pablo Rosso, un habitual de Balagueró, es capaz de introducirnos a la perfección en el mundo neurótico de este curioso conserje de edificio, capaz de llegar a límites insospechados y que nos ofrecerá un final de lo mas inquietante.
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